
Cuando el miedo asechaba, ahí estabas tú. Cuando me sentía sola, ahí estabas tú. Cuando me sentía perdida, sin esperanza, ahí estabas tú. Cuando mis pensamientos se volvían oscuros y sentía que no valía la pena vivir ahí estabas tú. No lo sabía en ese entonces, pero ahí estabas tú. Siempre has estado.
Cuanto más difícil se ponía la vida, cuando crecer dolía, cuando mi identidad se desvanecía porque me tocó vivir sin madre y sin padre, aún ahí, estabas tú.
Cuando me llené de valor para afrontar la vida y escondí el dolor en el rincón más solitario de mi corazón, saqué mi mejor cara y le demostré al mundo que era indestructible. Que no había nada ni nadie que pudiera contra mí. Pero tú sabias que eso era una simple fachada, mi autodefensa para no sufrir. Al final del día, sin saberlo, estabas ahí viéndome llorar todas las noches.
Destruída por dentro pero exacta por fuera, seguí viviendo sin reparar en ti. Ya ni siquiera creía que existieras. Total nada bueno me había pasado como para creerlo.
Dolor tras dolor, error tras error, continúe mi camino aferrada a mis planes y a mis sueños. Ni siquiera en ti pensaba. Mi rebeldía no me dejaba verlo, pero ahí estabas tú, tratando de llamar mi atención.
Quise ser tan fuerte! Pero mientras más fuerte pensaba que era más débil me volvía. Tenía tanto miedo! Mi mente divagaba, mi familia se destruía y todo a mi alrededor se desvanecía!
Mientras más me buscabas, más yo huía. Que tonta fui al pensar que no me alcanzarías! Usaste todo a tu favor! Sacaste todo lo vulnerable que había en mi y me señalaste el camino.
Cuando tus planes me eran desconocidos y no tenía idea de quien eras, me llamaste. Ahí estabas tú! Listo para quitar las vendas de mis ojos! Fue tan real! No hubo manera de ignorar tu llamado. Tu amor me invadió por completo.
Sin ninguna condición me aceptaste. Me llamaste por mi nombre y enseñaste el camino que debía andar! Trece años han pasado y tu amor es cada vez más grande. Gracias Señor por amarme, por no desistir en buscarme hasta alcanzarme!
Permíteme que te añada este trozo de un salmo que me llena de confianza en los momentos más difíciles:“Aunque la higuera no eche yemas y la viña no de más fruto, aunque el olivo olvide su aceituna y el campo no de cosecha, aunque se acaben las ovejas del redil y no queden vacas en el establo, yo esperaré en Dios y me gloriaré de que ÉL SEA MI SALVADOR”
El Señor sin duda siempre está presente en nuestras vidas
Me gustaLe gusta a 1 persona
Amén! Qué hermoso! Gracias!!
Me gustaMe gusta
Un bello canto al amor verdadero.
Un abrazo. 🌹
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias!
Me gustaLe gusta a 1 persona